¿Cómo podés odiar una canción tan pequeña?

Lo dijo (o mejor dicho, lo cantó) Lhasa. Y fue algo que me obsesionó -y me obsesiona-, componer una canción breve. Obviamente, nunca lo pude hacer.
Siempre tuve la sensación de que las pequeñas canciones que compuse no eran lo suficientemente breves. Y no creo que tenga que ver directamente con la duración. Es la intención del compositor de volcar una idea demasiado rica en una canción demasiado breve. Puede llegar a ser muy frustrante. El hecho de sentir que no estás diciendo todo lo que tenés que decir. Es el sentimiento oceánico del compositor de querer volver eterno un concepto, de desaparecer los límites de la canción, como si hubiese un loop infinito. Hay canciones que no deberían terminar nunca.
Pero ahí está el paso en falso, creo. El hecho de buscar un límite nos aprisiona al corpus de la obra y no deja trascender su aura. El tomar en cuenta los lugares a los que dispara una canción, nos ata a las provabilidades de proyección que esta tiene. Es el furor interpretativo del compositor el que nos aisla de la riqueza de la interpretación. El tiempo interno de la canción se delimita, se estructura, en estrofas violentamente simétricas. Una y otra vez, la misma música circula por las mismas imagenes, y se vuelve espectatorial, una interpretación cerrada. Y al fin de cuentas: Las canciones no duran para siempre.
A lo mejor hay que olvidarse de la música como una obra, una partitura, una historia. A lo mejor toda la grandilocuencia del componer nos aleja de este único objetivo. A lo mejor, la canción tiene que convertirse en un pedazo de música, una anotación marginal, un pequeño dibujo en una servilleta. La búsqueda de un pequeño haiku musical, sedimentado en algún lugar de la habitación.
No hay obra. No hay canción. Solo un pequeño retrato, listo para disparar hacia cualquier lado. No hay una senda marcada, no hay límites, no hay estructrura. Solo unos pocos versos, soplados en el oído del espectador como una anécdota lejana, contemplativa. Adentrándose sigilosamente en el denso bosque de la interpretación. Como un hombre tirado en el jardín, oliendo la llegada del otoño. O una casa despojada de sus últimos muebles. ¡Silencio! como un domingo. Mientras mis viejos duermen, y yo me escapo a jugar a la pelota.






Infancia:
El viento arrastra
lejos, el silencio
de una siesta al sol,

verano, la pileta
desfile de primas
tiradas en el pasto.

Lhasa

Una de las cuentas pendientes que me quedo, es mencionar la triste, trisísima pérdida para la música. En el comienzo de este año (exactamente el primero de enero), falleció la cantautora canadiense-estadounidense-mejicana Lhasa de Sella. Provablemente una de las joyas más preciadas de la música de los últimos años. Y es que a sus jóvenes 37 años, Lhasa es víctima de un cancer de pecho, que la lleva a la muerte.
Como melómano declarado me parece prudente dedicar un espacio a su obra y memoria.
No hay mucho que decir. Una música influenciada por múltiples culturas, debido a su vida nómade. The Living road, a mi criterio su mejor trabajo, es el único disco en el que canta tanto en Español, como en Inglás, como en Francés, a diferencia de sus otros dos discos (Lhasa, del 2009, está cantado enteramente en inglés, y La llorona, su primer obra, está cantado enteramente en Español).
Ojalá que lo disfruten tanto como yo.

The Living Road













Hasta Siempre.



Hacer y no dejar hacer.

Hace mucho que no posteo (porque la gente no lee). Y peseron muchas cosas, tengo mucho de lo que hablar, pero me voy a dejar temas para futuros posts. Atengámonos a lo más importante.
Como TODOS sabrán, hace poco fue 24 de marzo, y se conmemoró la caída del gobierno militar. Sin embargo no quiero hablar ni de los dictadores, ni de los afectados. Se habla mucho de eso, y me parece que está bien que se hable. Mucha gente dice que la dictadura "ya pasó". ¡Yo creo que es una afirmación tremenda! El hecho de que el gobierno hoy en día esté regido por un sistema democrático no implica que los sucesos durante la época dictatorial deban darse por culminados. Todavía hay cosas por decir. Todavía hay treinta mil personas desaparecidas. Todavía hay cuerpos retenidos por militares. Todavía hay niños adoptados que no conocen su identidad. Nada está terminado. Pero lo que quiero abordar es otra cosa.
De lo que quiero hablar es de la gente que dice "ya fue". La misma gente gente que antes decía "no me meto". La misma gente que decía "por algo será". La misma gente que decía "yo no hice nada". Esa gente era la que alimentaba a la dictadura, lavándose las manos, desentendiéndose, mirando hacia el costado. Pueden llamarme reaccionario, pero la gente que no luchaba contra la dictadura, la alimentaba. Dejar morir es casi tan tremendo como matar. Es más, en cierto sentido es peor, porque esa gente intenta mantener la conciencia (¿las manos?) limpia. Esa gente asume un discurso creyéndose inocente de él.
Musicalmente se puede tildar a Piero fácilmente dentro de esta categoría. Es decir, como puede ser, que el autor que en los tempranos 70 hubiese escrito "para el pueblo lo que es del pueblo" después se halla volcado a la ideología hippie. ¿Cómo puede promover una ideología pacífica cuando se ignora lo que se hace con la paz y la libertad en las calles? Porque si realmente se quiere promover las paz, uno no puede ignorar la violencia, tiene que COMBATIRLA. Perdón, pero eso de dejar ser, en ese estado no funciona. Uno tiene que pelear por ser, y para que el resto sea. Sino, sucede lo que sucedió en los 60 en EEUU, se agarra a un grupo de reaccionarios y se los droga para que no puedan seguir luchando contra el gobierno. Se utiliza la liberación sexual como una cortina de humo para seguir permitiendo que el tío Johnson mande sus soldados a salvar a Vietnam (¿Irak?) de los Vietnamitas.
En fin, uno hace política, o deja que la hagan por uno, que es otra manera más de hacer política.


"Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho."
(La poesía es un arma cargada de futuro - Gabriel Celaya)

No salven al panda. (La cruz de los años 90)

Soy el virus moderno, la aguja compartida, la cama de tres sobre tus cejas. Soy el himen de hierro, la pija chiquita, la clave escondida y la vergüenza negra. Soy mamá, soy papá, soy tu amante escondido en las zonas oscuras de tu cuerpo, soy la flecha perdida, clavada justo en tu ojo derecho.
Soy un feto de ocho meses en un cesto de manliba y el retorcijón que pasa la duba. Soy la leche primera que mojó tu entrepierna y la sangre que se pierde con cada luna. Soy el filo complejo que pesa cien años sobre las bolas peludas de una puta vieja.

Yo no voy a hablar de corazones que nunca plantaron en nostros. Mucho menos de amor, ni de orgullo ni futuro.Si todo es amenaza, acordate que el cariño no se junte, pegá, pegá, pegá; tapá lo que queda de ternura con recuerdos. Crucificá tu alma y aliviá la carga. Crucificá tu alma. 

Entre nosotros:

Entre nosotros, nunca la muerte se sintió más cómoda. Si tiene unos amantes: gordos putos, gordos putos, gordos putos.Tantos pibes se mueren, de SIDA de hambre de solos, y tantas chicas se mueren: de SIDA de hambre de solas. Y vos te maquillás esas reputísimas pestañas y escribis sobre la modernidad. 

El amor no es fuerte y la fe es de ellos. No nos pidan que lo hagamos mejor... nosotros ya tenemos sentencia.

Y que tu clítoris traduzca lo que quiera.

Durísimo

Cada tanto me acuerdo que tengo un blog dedicado para toda esa gente que no lee este blog. Entonces me deprimo y empiezo a buscar porno. Pero la porno me deprime más, y empiezo a beber. Sí, es verdad, beber tampoco te levanta el ánimo. Pero en medio de esa nube etílica de nostalgia y arrepentimiento, cuando logro superarlo, me logueo, y empiezo a martillar el teclado.
Pártamos de una máxima trillada: La vida es injusta. Eso me decía mi vieja cada vez que utilizaba la justicia como argumento para resolver problemas. La vida es injusta, la gente buena muere, y los malos viven hasta viejos. El cielo no existe, y el karma murió en los setenta. Así que me siento y dejo fluir mis malos pensamientos, mato gente, revivo a otros, etc. Pero eso es poco relevante. Aún tenemos la conciencia limpia.
¿Qué pasa cuando no nos queda ni la conciencia? Porque para mi conciencia, mi libertad termina donde empieza la del resto. O mejor dicho, para los que merecen ser libres. ¿Qué pasa cuando para obtener algo que yo quiero una persona tiene perder algo que ella quiere? Ahí no hay conciencia que alga. Nos arrojamos como malditos cerdos sobre eel trigo que queda, matamos al bueno. Yo, simplemente, no puedo. Soy indeciso para establecer límites. No puedo tomar lo que es mío si otra persona dice que es suyo. No puedo pelear, ni reclamar, ni nada. ¿Merecer? No se si yo realmente merezco lo que tengo, o lo que quiero. Supongo que es cuestión de suerte. Tampoco soy una persona afortunada. Pero cuando digo eso, pienso en chicos muriéndo de hambre, y yo acabo de comer pastel de papas, y peor aún planeo ahorrar dinero para irme a Europa. Entonces, suceden estas cosas, es jueves a la noche y me deprimo, y tengo un blog. Típico.
Y después de tantas idas y vueltas me quedo pensando en nimiedades. Por ejemplo, lo durísimo que es enamorarte de la novia de tu mejor amigo. Es como justificar a Caín por haber matado a Abel, el viejo cuento de la justicia moral y los cuerpos en el Gestemani.
No me malinterpreten. yo no soy Caín, yo soy Abel. Supongo que el mundo está dividido en esas dos clases de persoas: hijos de Caín e hijos de Abel. O no. Tanta referencia bíblica me sobrecalentó la cabeza.

Cambio y Fuera.

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA

Y es el fin, mi único amigo, el fin.
Pasó tanto, me llevo tan poco. Vivimos dejando la vida atrás, NADA nos llevamos. Terminamos la secundaria, un estudio terceario, un año de trabajo. Poco a poco, las luces de la carretera se apagan, y uno vive deseando que el próximo año sea mejor.
Estos últimos meses estuve teniendo SERIOS problemas de memoria. Uno de los casos más extremos fue olvidarme el apellido de una amiga. Y es que a medida que pasan los años vamos apagando las luces de todos los salones que dejamos. Vamos archivando nuestras noticias en periódios viejos. Enciclopediamos nuestra vida. Arrancamos páginas, tachamos nombres, quemamos cartas, perdemos discos. Es como si nuestro pasado se fuera desintegrando hasta no quedar nada más que un viejo cajón de muñecos.
Todos los partidos que perdimos, fueron una victoria.
Hoy más que nunca: Que no se apaguen las bombitas amarillas y que no se vaya nunca más la retirada!
Provablemente esta sea una despedida. Pero como dijo Rocky: Volveré.

Actores secundarios.

Actores y actrices, a sus puestos. El Catering está servido. El fotómetro no fotometrea, la claqueta no claquetea, y el chegusán de milanesa triturado entre los dientes. Día duro, de fresneles y agua caliente, y termos explotando. Y yo en medio de todo, una vez más, mirándote, armoniosa melodía de sirena. Con otro pelo y otro color, pero no importa. Un par de años más jóven. Sos otra, no sos la misma. No importa. Dejame, que estoy mirando el plano, porque no soy protagonista, y lo que se me veló fue la paciencia. Pero no importa. Nada importa. Nada de nada. Me vas a re-enloquecer. En envoltorios no quiero pensar.
Y volví al colegio, vestido de alumno, jugando a la pelota, preguntándote por los apuntes, etcétera. Qué lindo no ser protagonistas. Por los personajes secundarios no pedimos caramelos billiken, ni jugo cepita. Los personajes secundarios fumamos apartados, lavamos los vasos, etc. Qué lindo ser un extra. Pero vos tenés más que un bolo, y yo te miro y vos me mirás y yo te miró, y vos corrés la mirada y disimulás. O no, o es mi imaginación, y la química del aire es solo polvo que voy a tener que barrer. O los átomos de paz están a punto de colisionar.
Qué bueno que no ganes. Yo tampoco gano nunca. Bah, a veces sí. Lo cierto es que siempre me divierto. Vos sonreís de cansancio. Yo sonrío de prepotencia. Vos sonreís esquiva. Yo sonrío esquivo. Me alejo, acercándome. Tan lejos. Tan lejos.