No salven al panda. (La cruz de los años 90)

Soy el virus moderno, la aguja compartida, la cama de tres sobre tus cejas. Soy el himen de hierro, la pija chiquita, la clave escondida y la vergüenza negra. Soy mamá, soy papá, soy tu amante escondido en las zonas oscuras de tu cuerpo, soy la flecha perdida, clavada justo en tu ojo derecho.
Soy un feto de ocho meses en un cesto de manliba y el retorcijón que pasa la duba. Soy la leche primera que mojó tu entrepierna y la sangre que se pierde con cada luna. Soy el filo complejo que pesa cien años sobre las bolas peludas de una puta vieja.

Yo no voy a hablar de corazones que nunca plantaron en nostros. Mucho menos de amor, ni de orgullo ni futuro.Si todo es amenaza, acordate que el cariño no se junte, pegá, pegá, pegá; tapá lo que queda de ternura con recuerdos. Crucificá tu alma y aliviá la carga. Crucificá tu alma. 

Entre nosotros:

Entre nosotros, nunca la muerte se sintió más cómoda. Si tiene unos amantes: gordos putos, gordos putos, gordos putos.Tantos pibes se mueren, de SIDA de hambre de solos, y tantas chicas se mueren: de SIDA de hambre de solas. Y vos te maquillás esas reputísimas pestañas y escribis sobre la modernidad. 

El amor no es fuerte y la fe es de ellos. No nos pidan que lo hagamos mejor... nosotros ya tenemos sentencia.

Y que tu clítoris traduzca lo que quiera.

Durísimo

Cada tanto me acuerdo que tengo un blog dedicado para toda esa gente que no lee este blog. Entonces me deprimo y empiezo a buscar porno. Pero la porno me deprime más, y empiezo a beber. Sí, es verdad, beber tampoco te levanta el ánimo. Pero en medio de esa nube etílica de nostalgia y arrepentimiento, cuando logro superarlo, me logueo, y empiezo a martillar el teclado.
Pártamos de una máxima trillada: La vida es injusta. Eso me decía mi vieja cada vez que utilizaba la justicia como argumento para resolver problemas. La vida es injusta, la gente buena muere, y los malos viven hasta viejos. El cielo no existe, y el karma murió en los setenta. Así que me siento y dejo fluir mis malos pensamientos, mato gente, revivo a otros, etc. Pero eso es poco relevante. Aún tenemos la conciencia limpia.
¿Qué pasa cuando no nos queda ni la conciencia? Porque para mi conciencia, mi libertad termina donde empieza la del resto. O mejor dicho, para los que merecen ser libres. ¿Qué pasa cuando para obtener algo que yo quiero una persona tiene perder algo que ella quiere? Ahí no hay conciencia que alga. Nos arrojamos como malditos cerdos sobre eel trigo que queda, matamos al bueno. Yo, simplemente, no puedo. Soy indeciso para establecer límites. No puedo tomar lo que es mío si otra persona dice que es suyo. No puedo pelear, ni reclamar, ni nada. ¿Merecer? No se si yo realmente merezco lo que tengo, o lo que quiero. Supongo que es cuestión de suerte. Tampoco soy una persona afortunada. Pero cuando digo eso, pienso en chicos muriéndo de hambre, y yo acabo de comer pastel de papas, y peor aún planeo ahorrar dinero para irme a Europa. Entonces, suceden estas cosas, es jueves a la noche y me deprimo, y tengo un blog. Típico.
Y después de tantas idas y vueltas me quedo pensando en nimiedades. Por ejemplo, lo durísimo que es enamorarte de la novia de tu mejor amigo. Es como justificar a Caín por haber matado a Abel, el viejo cuento de la justicia moral y los cuerpos en el Gestemani.
No me malinterpreten. yo no soy Caín, yo soy Abel. Supongo que el mundo está dividido en esas dos clases de persoas: hijos de Caín e hijos de Abel. O no. Tanta referencia bíblica me sobrecalentó la cabeza.

Cambio y Fuera.